REVIEW | EA Sports FC 25

Si hay algo que me despierta curiosidad es dar con la clave en la receta de EA Sports mediante la cual a mí -como también supongo a un montón de otras personas- logra reunirnos a alrededor de la fogata para frotarnos las manos en el calor, como si estuviéramos esperando el guiso más suculento y sabroso que podría prepararte tu abuela. Es muy difícil de explicar pero esto ocurre en vísperas de cada lanzamiento de EA FIFA de los últimos tiempos y también pasa lo mismo con la nueva firma, EA Sports FC. Me genera curiosidad porque hace rato que no estamos viendo una evolución que podamos constatar de una manera clara, sino que todo entra en el territorio de la especulación.

EA Sports FC 25 por ejemplo, tiene un ancla muy fuerte en lo que son los roles de los jugadores -una forma de diferenciar a los jugadores más habilidosos y, justamente, sus habilidades- como también una pata muy metida en la inteligencia artificial y el machine learning que en teoría toma datos de las ligas que contiene el juego para modificar no sólo las estadísticas sino también brindarle a los jugadores virtuales controlados por la CPU más variantes y opciones para que el movimiento que tienen dentro de la cancha, con y sin pelota, sea siempre orgánico, natural y sobre todo, superador respecto a todo lo que venimos jugando. Sale HyperMotion 2 de FC 24 y llega FC IQ, el sistema de inteligencia artificial. Y cuando suena el silbato y la pelota empieza a rodar, les mentiría si pudiera señalar dónde arrancan las novedades y qué partes son las que se repiten en el código que hace a este juego en los últimos años.

Entonces un jugador levanta una pierna para evitar que la pelota se vaya al córner y pensás que es algo nuevo; un forcejeo con una mano donde antes no había contacto; una camiseta que se estira; un poco de mugre si se moja el pasto con la lluvia. Una serie de pequeños agregados aparentes a modo de placebo que dan la idea de que estamos ante algo nuevo, para caer en cuenta un poco más tarde que los arqueros no atacan mejor, que los defensores siguen dejando pasar a los delanteros más hábiles sin oponer resistencia o que su cerebro directamente entra en corto si alguien desborda hasta la línea de meta. Incluso veremos secuencias y goles repetidos producto de exploits y manias que deseábamos con mucha fuerza que Electronic Arts parchee fuera del juego.

Y ahí cae el dardo que todo el mundo parece ver venir menos los parroquianos que nos sentamos a patear la pelotita virtual pad en mano: estamos a grandes rasgos al mismo juego de siempre. Sorpresa: no había juego nuevo. Cuanto más lo pienso más tonto me siento por no verlo tan claro como el resto, pero hay algo llamativo este año en EA Sports FC 25 que lo hace sentir incluso más estancado que los títulos anteriores, y es que hasta la estructura, el diseño, la forma de navegar del juego permanecen prácticamente inalterados. Y lo digo haciendo el ejercicio de arrancar EA Sports FC 24 y luego inmediatamente el sucesor, el 25. Es escalofriante lo igual que resulta. Entiendo que en la dinámica de los títulos anuales deportivos es muy difícil romper el ciclo y quedarse afuera de ser una actualización de plantillas y camisetas, pero en el caso de este juego este sentimiento de repetición es fuerte como nunca.

Para ser justos no es exactamente el mismo juego en el sentido de que tiene un par de novedades. La más importante tal vez sea el modo Rush: un modo de 5 contra 5 que logra imbuir un poco de variedad y frescura, lejos de los modos online y el Ultimate Team; un modo que además parece no estar regido por los lineamientos que plantea la timba de las cartas de EA Sports. Y respecto a Ultimate Team, también hay alguna que otra novedad en cuanto a la forma de manejar la táctica y comportamiento de los jugadores en el césped, cosa que se combina con los ya mencionados roles, que aportan individualidad a los futbolistas más habilidosos, como si el hecho de tener cartas fuertes en UT no fuese ya lo suficiente como para provocar una fuerte falta de balance.

Los que más caliente van a comer son aquellos que mojan algo más que las barbas en las aguas de Ultimate Team, tal vez el modo más importante para Electronic Arts -después de todo, ahí es donde está la gallina de los huevos de oro- pero para el resto de los mortales que quieren disputar alguna que otra copa, liga, o Temporadas Online y Clubes Pro, la sensación de que EA Sports FC 25 es literalmente pagar full price por nuevas camisetas es una cosa que no se siente del todo agradable que digamos. Pero acá estamos: sé perfectamente que si Electronic Arts no hubiera enviado la copia de review, me hubiera hecho con FC 25 de un modo u otro.

Supongo que ya hicimos carne del hecho de que vamos a jugar más o menos el mismo juego durante todos los años y que en este ciclo es muy complejo ver saltos evolutivos con un peso que se refleje efectivamente en el césped, pero a la vez, por cuestiones de trabajo estuve jugando Winning Eleven 2002 y me resultó en una cachetada bastante fuerte. Más allá de que me divertí jugando fútbol -y no acumulando sal y resentimiento como me pasa a veces jugando FIFA / EA FC- me encontré con un juego que supo brindar tensión a una instancia de cuartos de final de una copa del mundo. Me explico: le ganamos raspando a Costa Rica, que planteó un partido de igual a igual a una selección brasilera con figuras rutilantes.

Creo que esto es lo que más me cuesta perdonarle a EA Sports y a su diatriba futbolística de la última década: se cargó al mismísimo fútbol. Porque no importa cuánta inteligencia artificial le pongas ni cuánto machine learning le metas. Es más, ni siquiera importa si empleas uno o diez mil teraflops con un motor gráfico que también tiene sus sinsabores, pese a que en general se ve espectacular. Tiene que ver más con la cosmovisión de EA Sports respecto a lo que entiende como fútbol: dónde poner el acento, el foco o el reflector dentro de esta experiencia. Lo que vemos en pantalla es algo que se asemeja al fútbol, pero que en tanto y en cuanto se siga moviendo como lo hace, con o sin pelota, será eso: una rémora del deporte rey.

La pregunta es obvia: ¿hasta cuándo? Supongo que la respuesta reside en qué tan pronto aparezca alguien con el presupuesto y las ganas de devolverle brillo al deporte más hermoso del mundo. Hasta entonces, “el rey”, con muy poquito, seguirá siendo el rey. Pero ojo: porque tengo la impresión de que algunos ya estamos viendo que en realidad camina bastante desnudo.