Skip to main content

En el gaming no alcanza con buenas intenciones. Menos cuando hablamos de juegos a precio completo de publicadores importantes y de franquicias con décadas en el mercado. Se pueden apreciar los buenos intentos en un juego desarrollado por estudiantes, por un estudio primerizo o por títulos más bien experimentales. Pero Sonic es uno de los personajes más reconocidos en la historia de los videojuegos y un ícono de la cultura pop para viejas y nuevas generaciones; por lo tanto no lo podemos medir con la misma vara que a un producto sin todo ese bagaje y dejarle pasar las decenas y decenas de malas decisiones que SEGA toma en Sonic Frontiers, incluso cuando podemos entrever el esqueleto de un juego con bastante potencial pero que en la práctica es un pastiche sumamente incoherente.

La propuesta de Sonic Frontiers es una lógica evolución de la fórmula del erizo azul, eso es innegable y de entrada ya me resulta una idea mucho más atractiva que los últimos juegos en 3D de la saga (Sonic Mania sigue siendo un juegazo, eso no se discute). Saltar a espacios abiertos con múltiples objetivos para ir cumpliendo a nuestro antojo, sin estar atado tanto a la sensación de montaña rusa sobre rieles del pasado es una filosofía de diseño más acorde a los tiempos que corren y que propone una forma de interactuar con el mundo y el personaje que es, como mínimo, más interesante. El problema es que no parece que el resto de los componentes que hacen al juego hayan tenido el mismo nivel de frescura, atención, cuidado y, sobre todo, tiempo de desarrollo.

Sonic Frontiers se siente como un juego al que, mínimo, le falta un año y medio de trabajo. Una aventura que no puede ocultar el hecho de que muchas decisiones fueron tomadas a las apuradas y que constantemente está al borde de romperse por completo. Se siente completamente atado con alambre, sobre todo en todo aquello que tiene que ver con la narrativa y con cómo se va desencadenando cada una de las secuencias. Pero también en un montón de microdecisiones que cuando las sumás, te dan como resultado una experiencia con una falta de pulido alarmante.

Saltos que nunca se sienten precisos, checkpoints muy mal ubicados que vuelven frustrantes ciertas secciones, muertes inexplicables, una cámara que es nuestra peor enemiga, peleas repetitivas hasta el hartazgo, cinemáticas tediosas que se repiten cada vez que activamos las secciones del ciberespacio o cuando interactuamos con ciertos personajes que simplemente vamos a terminar omitiendo una y otra vez, una interfaz bastante pobre y poco intuitiva, maneras de mejorar el personaje que requieren diálogos innecesarios.

sonic

Y la lista sigue: recompensas que no se sienten ajustadas al desafío que acabamos de completar, misiones por tiempo que pueden ser completados a los 15 segundos cuando el límite que se nos daba era de 50 segundos (un detalle que parece menor pero que ejemplifica una falta de ajuste general), un nivel de popping de texturas pocas veces visto (hay plataformas enteras que aparecen de la nada delante de nuestros ojos cuando a la distancia no estaban), animaciones no muy elaboradas de Sonic y del resto de los personajes, una banda sonora que rara vez representa la intensidad o la emoción de lo que pasa en pantalla, entre muchos otros errores, pifies y decisiones que no se terminan de entender y que vuelven a la experiencia general por demás frustrante y, sobre todo, confusa.

Es que Sonic Frontiers se siente como una gran oportunidad desperdiciada. Eso queda claro en sus primeras horas, cuando lo tedioso de la experiencia todavía no salta a la luz. En ese primer encuentro con este nuevo juego de SEGA, hay ciertas mecánicas y una idea general que nos invita a decir “acá hay algo” y que nos ilusiona con una aventura disfrutable; lamentablemente a la hora de hacer una análisis integral del juego no sólo no alcanza con eso, sino que uno se da cuenta de cómo el SONIC TEAM falla en rodear de manera inteligente a esos destellos de genialidad.

TE PUEDE

INTERESAR

Video Review | Sonic Frontiers

¿A qué buenos momentos me refiero? Principalmente a la sensación de estar corriendo con Sonic por estas zonas abiertas y constantemente distraernos con mini secciones de plataformas que tienen recompensas inmediatas en forma de anillos, o de los diversos items que necesitamos para avanzar en la historia o mejorar a nuestro personaje. Incluso peleas aleatorias con enemigos también se presentan como una divertida distracción. 

Cuando el juego no nos quiere forzar a completar tal o cual objetivo, cuando no nos interrumpe con pésimas cinemáticas o con momentos narrativos que pretenden tener una profundidad y un desarrollo que el guión no puede acompañar, Sonic Frontiers es un arenero de experimentación, velocidad y locura que puede que termine resultando efectivo para un cierto tipo de usuario. El problema llega cuando realmente nos ponemos a jugar esta aventura, cuando nos ponemos a completar su historia y ahí es cuando nos chocamos con una estructura que te quita todo tipo de disfrute y que corre serios riesgos de agotar la paciencia.  

Lo primero a aclarar es que este no es un juego de mundo abierto tradicional. Frontiers, en cambio, está dividido en tres áreas principales muy grandes que podemos explorar con libertad mientras vamos cumpliendo pequeñas misiones constantemente. Si bien las comparaciones iniciales podían ser con Breath Of The Wild (más bien por una imagen del trailer que por otra cosa), la referencia quizás más precisa de cómo se estructura este juego es Mario Odyssey. En ese título de Nintendo explorábamos niveles bastante amplios con un montón de desafíos para cumplir que nos daban lunas.

En Sonic Frontiers es bastante similar: vamos a hacer misiones como llegar de un punto A a un punto B en una cierta cantidad de tiempo, derrotar a un enemigo importante, resolver un puzzle o simplemente completar una sección de plataformas que andan flotando por ahí. Esa idea se adapta muy bien a lo que es Sonic como personaje; incluso cuando nada es muy vistoso en cuanto a animaciones, el correr libremente por un escenario a gran velocidad es lo que siempre soñamos hacer en esta franquicia. Los mini desafíos muchas veces son divertidos de completar y como tienen una recompensa instantánea nunca se sienten una pérdida de tiempo. Es una lástima que todo lo que rodea a esta idea tire por la borda todo ese esfuerzo.

El combate sufre un poco del mismo síntoma. Es vistoso, es por momentos divertido pero rápidamente se vuelve repetitivo, la dificultad de los enfrentamientos varía con una frecuencia muy desbalanceada y el árbol de habilidades más allá de agregar algún que otro ataque especial, no modifica fundamentalmente la experiencia ni la va expandiendo. Las peleas con jefes en modo Kaiju intentan simular la sensación de estar dentro de un anime y aunque visualmente por momentos se cumple esa fantasía, por lo general terminan siendo bastante monótonas en su jugabilidad, incómodas por el posicionamiento de la cámara y en algunas ocasiones se convierten en un torbellino de confusión donde acabamos perdiendo y no sabemos bien porqué.

Cada una de las zonas abiertas del juego tiene a su propio personaje como protagonista pero ninguna realmente ofrece experiencias distintivas. En la práctica, simplemente representan un cambio de paleta de colores. En cada una de ellas vamos a tener que juntar llaves para destrabar las siete esmeraldas del caos (un proceso que vamos a repetir en cada zona) y además el item especial de turno para cada uno de los NPCs: Amy, Knuckles o Tails. Cada uno de ellos quedó atrapado en una especie de limbo dentro del ciberespacio y nuestra misión consiste en rescatarlos a la vez que tratamos de descifrar qué sucede en un mundo con una civilización antigua que parece tener una cierta conexión con las esmeraldas. 

Lamentablemente la historia está contada a través de cinemáticas con un guión que incluso parece bastante precario para un producto que apunta principalmente a un público infantil. Por momentos la historia quiere tener tintes filosóficos y pretende agregarle un poco de dramatismo y seriedad, pero su ejecución, el voice acting, la calidad de las cinemáticas y lo torpe que es cada una de las transiciones hacen que esos potenciales momentos dramáticos caigan en lo ridículo. La última pata de Sonic Frontiers consiste en los llamados “niveles del ciberespacio” que básicamente son segmentos y misiones que tienen la misma jugabilidad que los Sonic en 3D tradicionales. En lo personal nunca disfruté de ese estilo de montaña rusa donde vamos cambiando de carril a carril, por lo tanto en Frontiers tengo la misma sensación. 

Probablemente si disfrutaste mucho de Sonic Adventure o muchos otros juegos como ese de la saga, estos niveles te van a despertar una cierta nostalgia y emoción. Creo que los que más disfruté fueron aquellos que se presentan en un estilo sidescroller (es decir, de izquierda a derecha). Esa forma de mostrar los niveles es un poco más clara en cuanto a lo que hay que hacer y cómo ejecutar los saltos; es una lástima que sean tan esporádicos a lo largo del juego.

https://www.youtube.com/watch?v=zpkuZ32pE6o

Los niveles del Ciberespacio te van a despertar mucha nostalgia. Los que más disfruté, son los de estilo sidescroller

GuilloNGP

El apartado técnico y visual lamentablemente no tiene mucha redención. Las animaciones tanto de Sonic como de cualquier otro personaje son bastante pobres, el diseño de los enemigos es bastante abstracto y poco atractivo y los escenarios se sienten muy vacíos y faltos de detalles; para colmo las estructuras de la antigua civilización que poblaba estas áreas se va a volver demasiado familiar y una vez que vimos la primer estructura, vamos a haber visto todas. Realmente no hay mucha sorpresa ni momentos de genuino asombro por lo que estamos viendo; de hecho a medida que transcurren las horas, los escenarios parecen hechos cada vez con menos cariño y atención. Ni siquiera la música está a la altura de las circunstancias con momentos en los que está sorpresivamente tranquila incluso cuando a toda velocidad y otros donde parece emular temas clásicos pero que no son tan efectivos como los originales de la saga.

Quizás Sonic Frontiers termina siendo un caso donde la experiencia y el disfrute del usuario o del fanático promedio sea mayor que el de aquel periodista que se sienta a hacer un análisis sobre un juego tan extraño y dispar como este. Puedo llegar a entender a aquella persona que no se detenga a analizar ni cómo está contada la historia o cómo son las animaciones o la física de los saltos en el juego; quizás ese jugador ni se fija en esos detalles o los ve pero no le impiden disfrutar de cumplir el sueño de correr con Sonic por todas partes. Eso está perfecto y de hecho está bien que suceda. Desde mi lado lamentablemente me cuesta obviar estas fallas sobre todo porque tampoco siento que aquello que sí funciona sea excelente.

Si cada aspecto de la jugabilidad de Sonic Frontiers fuera sobresaliente, ni me hubiera detenido a explicar tan en detalle aquellas cosas que no funcionan tanto porque el fuerte del juego sería otro y podría compensar esas fallas. El resultado final, en cambio, es una superposición de malas decisiones, de momentos extraños, de frustraciones porque nuestro personaje no hace exactamente lo que queremos y un juego donde los momentos disfrutables pierden su frescura rápidamente.

Sonic Frontiers

Desarrolla:
Sonic Team
Distribuye:
SEGA of America
Fecha de lanzamiento:
8 de noviembre de 2022
Disponible en:
PS4, PS5, Xbox One, Series, PC, Switch
Versión analizada:
Xbox One

Sonic Frontiers es una superposición de malas decisiones, de momentos extraños y de frustraciones.

Dejá un comentario