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Hell Is Us, lo nuevo de Rogue Factor, es un juego que de entrada realiza una enorme promesa para nada sencilla de cumplir. Ni bien comenzamos nuestra experiencia se nos explica que no se nos va a dar ningún tipo de indicación, guía o marcadores explícitos sobre cómo cumplir las misiones o perseguir los objetivos que se nos van planteando. Durante toda la campaña de promoción del juego ese era el mensaje: al jugador no lo vamos a llevar de la mano, lo vamos a dejar que descubra todo por su cuenta.

Tomar esa decisión es algo más que arriesgado. Si bien es una postura bastante noble, interesante y que va en contra de lo que muchos juegos triple A intentan hacer, puede terminar siendo un arma de doble filo. Ejecutar una idea como esa no es para nada fácil y un equipo no tan experimentado y aceitado puede terminar fallando bajo el peso de su propia ambición. 

Hell Is Us, por su parte, combina varios aciertos bajo la premisa de no ser explícito en aquello que tiene que hacer el jugador (sobre todo en puzzles y dungeons) y también varios pifies a la hora de llevar adelante esa idea en la práctica (mucho tiempo yendo de lado a lado sin saber con quién hablar o cómo llegar al próximo paso de nuestra quest). La gran pregunta a la hora de analizar este juego es si esas frustraciones terminan siendo lo suficientemente fuertes como para tirar por la borda todo lo bueno que el juego hace.

Varios de los componentes de lo hecho por Rogue Factor comparten una misma característica: atractivos en los papeles, dudosos (pero no malos) en su ejecución. Uno de esos casos es el de su narrativa. El armado de mundo en Hell Is Us es sumamente atrapante: estamos en un país ficticio envuelto en una guerra civil al mismo tiempo que criaturas y fenómenos sobrenaturales invaden esta región. Nuestro personaje regresa a este país de manera clandestina y su objetivo es tratar de descifrar qué pasó con sus padres. Rápidamente se ve envuelto no sólo en este conflicto político, sino también en una orden de caballeros que lleva siglos combatiendo a estas criaturas; el resultado es una universo que combina fantasía y ciencia ficción mezclada con analogías a hechos del mundo real como la invasión de Rusia a Ucrania o lo que sucede actualmente entre Israel y Palestina. 

Resulta genuinamente atrapante conocer más sobre esta guerra civil, sobre sus facciones, qué le pasa a sus habitaciones, qué hechos desencadenaron el conflicto. También está bien lograda la mitología de esta orden que busca repeler a los distintos monstruos con los que nos enfrentamos. Es una lástima que todo sea presentado de la manera más trillada posible con hechos que se van encadenando unos con otros sin mucha solución de continuidad. Sin entrar en terreno de spoilers, la verdadera naturaleza de nuestro personaje y cómo termina siendo central para resolver todo aquello que sucede en ese país, no sólo la ves venir a cientos de kilómetros, sino que tampoco está muy bien contada. 

Hell Is Us es un juego que narrativamente termina siendo bastante pobre más allá de su buen armado de mundo. Todo se cuenta a modo de flashbacks en medio de un interrogatorio, un recurso ya demasiado explotado pero que no le agrega mucho a la experiencia; tampoco suman mucho los misterios que se van resolviendo. En un juego con una estructura más tradicional estas falencias quizás no tienen tanto peso, pero en uno como Hell Is Us estas revelaciones y cómo son contadas, terminan siendo una recompensa un tanto decepcionante para el trabajo que nos lleva conseguirlas.

La forma de ir descubriendo cómo ir de objetivo en objetivo es lo que termina siendo más fascinante en esta aventura. Vamos a tener que ir hablando con los distintos NPC de cada pueblo o ciudad al que llegamos y nos van a ir dando nuevos pedazos de información sobre todos los misterios que estamos persiguiendo. Cada vez que tengamos una nueva data se va a ir completando una especie de cuadro sinóptico con todo lo que hasta el momento sabemos sobre, por ejemplo, la identidad de nuestro padre. Es un sistema inspirado en parte en juegos como Outer Wilds, sin embargo no es que estamos descifrando activamente esos misterios como si fuera una aventura gráfica; simplemente con elegir todas las opciones de diálogo posibles vamos a llegar a las conclusiones necesarias.

Con detalles como esos se va cayendo un poco la gran promesa de no llevar al jugador de la mano. Honestamente a nivel historia no hay nada que haya tenido que deducir por mi cuenta que no fuera extremadamente obvio o que ya estuviera bastante claro dentro del cuadro de información que tenemos a disposición. El resultado entonces es que todo nos lleva el doble de tiempo de resolver pero sin el doble de satisfacción; no nos sentimos inteligentes, no llegamos a conclusiones por nuestra cuenta y la promesa detectivesca se termina diluyendo. 

Todo lo contrario sucede cuando estamos en los dungeons del juego, que definitivamente son lo más destacado de Hell Is Us. En estos niveles el juego sí deposita todos los cheques que había firmado al principio: tenemos que resolver puzzles, deducir los posibles caminos correctos, explorar, prestar atención al ambiente y las recompensas son sustanciales. Visualmente evocan un aura de misterio, de fascinación; son espacios atrapados en el tiempo que plantean buenos desafíos para el jugador.

En general todos los puzzles del juego, incluso aquellos con los que nos encontramos en las zonas más abiertas, son otro de los puntos altos de la experiencia. Son creativos, no muy obvios y requieren que anotemos detalles, usemos nuestro celular para sacar alguna que otra foto y prestar verdadera atención a nuestros alrededores. Tratar de descifrar qué significan ciertas inscripciones en las paredes, dónde usar una determinada llave o cómo acomodar ciertos elementos siempre es satisfactorio y nos hace sentir realmente astutos.

Con aquel aspecto que no me amigo del todo es en la manera de recorrer cada zona abierta que vamos destrabando. Son espacios bastante amplios que nos hacen ir de una punta a la otra consiguiendo nueva información, hablando con NPCs o combatiendo enemigos. Muchas veces vamos a tener que volver a zonas ya visitadas para realizar favores y así ir completando objetivos secundarios. La gran contra de todo esto es que no hay mecánica alguna a la hora de recorrer el terreno. No hay opciones de transversalidad que hagan divertido el hecho de ir atravesando los mapas; lo único que hacemos es correr de un lado al otro combatiendo algún que otro enemigo en el camino. A veces las distancias son largas y podemos llegar al punto de querer completar una misión secundaria sólo porque nos aburre tener que ir hasta la otra punta del mapa.

Por suerte el combate es lo suficientemente entretenido como para, de última, aprovechar para grindear un poco y mejorar nuestras armas mientras vamos de un objetivo a otro. Hell Is Us propone un híbrido entre soulslike y hack and slash más tradicional que le sienta bien para el tipo de experiencia que plantea. Tenemos varias armas de distintos estilos y tendremos que ir leveleando y personalizándolas una por una. También contamos con un dron que nos permite distraer a enemigos, hacer ataques con área de efecto y varios otros movimientos especiales más. Las armas mismas también tienen runas que se pueden equipar y que les dan habilidad únicas basadas en un curioso sistema donde los tipos de daño no son el tradicional fuego, hielo, veneno, etc, sino que tienen que ver con emociones: ira, éxtasis, tristeza, entre otros. Nuevamente el armado de mundo y la mitología del juego terminan realzando aspectos que de otra manera serían mundanos.

El diseño de los enemigos también resulta bastante atractivo. Si bien en un principio podemos sentir una falta de variedad, con el correr de las horas empezamos a encontrar criaturas cada vez más bizarras y con diseños bastante perturbadores. La mayoría de estos monstruos son figuras humanoides en blanco y negro que se mueven contorsionándose constamente y con un andar muy errático. Esta caracterización hace que el juego coquetee con elementos de terror sin llegar a ser un survival horror o una experiencia que busque darle miedo al usuario.

Otro aspecto a destacar es la ambientación general del juego que evoca de manera muy efectiva la situación desesperante por la que se ve afectada esta región. Es un juego muy sombrío, lúgubre y deprimente; esas sensaciones por más opresivas que sean, es exactamente lo que el título quiere transmitir y lo hace más que bien. Además cuando finalmente se nos muestran ambientes menos devastados por la guerra civil termina siendo una genuina sorpresa y ciertos lugares más vívidos o alegres terminan destacando aún más. El diseño y la arquitectura de los dungeons también es un punto positivo, sobre todo los buenos laberintos que el equipo de desarrollo pudo crear.

Hell Is Us es un juego que tarda en mostrar sus mejores cartas. El comienzo es bastante desprolijo y más allá de un contexto atrapante no hace un buen trabajo en enganchar al jugador con la premisa de no ser explícito en sus objetivos y en dónde está la próxima misión a cumplir. Sin embargo, a medida que vamos entendiendo más cómo funcionan sus sistemas y cuando se nos empiezan a presentar dungeons más elaborados y puzzles más complejos, la experiencia cobra un mayor vuelo.

Quizás hay una mejor versión de Hell Is Us donde la exploración es más satisfactoria o donde se nos da total libertad sólo para los puzzles o los dungeons, mientras que en el resto de la experiencia se van dando indicios leves que puedan mejorar el ritmo del juego. Más allá de esos detalles la realidad es que no estamos en presencia ni de un mal juego ni de una experiencia superlativa. Nunca me gusta ser muy tibio en mis conclusiones pero lo hecho por Rogue Factor me deja con esa sensación: la de tener tantos aciertos como errores, la de destacar tanto como decepcionar. 

Es un título que me atrapó tanto como me frustró por momentos pero que sin colocarse entre lo más destacado del año puede terminar encontrando su público y que no me arrepiento de haber jugado. Prefiero un juego que por lo menos intente alguna idea un poco distinta y no un título doble A que simplemente aspire a lo mismo que otros con más presupuesto pero sin que le den los recursos para llevar a cabo esa visión. 

Hell is Us

Desarrolla:
Rogue Factor
Distribuye:
Nacon
Fecha de lanzamiento:
1 de septiembre, 2025
Disponible en:
PlayStation 5, Xbox Series, PC
Versión analizada:
PC

«Sin colocarse entre lo más destacado del año puede terminar encontrando su público y que no me arrepiento de haber jugado.»



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