Prince of Persia es una gema del gaming y un puente de este hobby a la cultura popular. Por más que hoy haya gente que no tenga contacto con los videojuegos, reconoce rápidamente la mención de este título. Las imágenes de las trampas, el reloj corriendo y las rotoscópicas coreografías de nuestro protagonista se dibujan instantáneamente en su mente. Y aún cuando yo pertenezco al grupo que recuerda todo esto en un monitor monocromático, hay gente que ve al héroe tridimensional de Playstation 2 al oír el nombre de esta saga. Jóvenes o un poco menos jóvenes, podemos estar de acuerdo en que cada vez que el Príncipe de Persia resurge, es motivo de celebración. Y esta oportunidad no es la excepción.
Prince of Persia: The Lost Crown llega a nosotros teniendo muy en cuenta cuales son los condimentos esenciales de esta experiencia: las plataformas y la acción. En la piel del acróbata de turno, esta entrega sumerge a los jugadores y jugadoras en una epopeya llena de peligros y misterios. Y mientras que esta historia es completamente original, el equipo de Ubisoft Montpellier supo traer elementos de las dos sagas anteriores para nutrir este viaje, sin caer en facilismos ni fanservice.
Y esto mismo supieron reflejar no solo en la historia, sino en su gameplay. Las plataformas y trampas están sumadas a un combate dinámico basado en combos y especiales, que lo ubica en lo más alto del género del Hack n’ Slash bidimensional. Esto logra que The Lost Crown se sienta completamente original, aún cuando sus inspiraciones son claras. Porque esta entrega del Principe de Persia es un metroidvania inspirado en clásicos modernos como Ori o Hollow Knight, como también tomando buenas notas de plataformeros como Celeste. Lejos de copiar, los desarrolladores estudiaron muy bien los mejores aspectos de estos juegos, encontrando junto a su propio lore, el punto de cocción perfecto.
Que ofrezca la bienvenida a todo tipo de jugadores no quita que The Lost Crown ofrezca un desafío. Desde el menú de opciones hay distintas variables de asistencia, pero incluso al activarlas el juego se encarga de sugerir un reto a la altura de su campeón. El intrincado diseño de niveles nos invita a explorar cada rincón gracias a la cantidad de secretos y desafíos escondidos. Los saltos precisos y los movimientos de gimnasta olímpico del “Príncipe” son una delicia para los amantes de las plataformas. Y todo esto desenvolviéndose en una sucesión de entornos exóticos que coexisten en perfecto equilibrio, añadiendo una capa de inmersión aún más profunda, resaltada por el excelente uso del parallax.
Enfocándonos en el combate, vale repetir lo bien logrado que está, poniéndonos de cara a enfrentamientos frenéticos con una buena variedad de enemigos, los cuales nos obligan hasta cierto punto a practicar y aprender todas las técnicas de combate, además de prestar atención a los ítems que elegimos para potenciar nuestras habilidades, tanto pasivas como activas.
Un punto muy alto del juego son los Jefes. Ya sea por su diseño, su tamaño o lo entretenido de sus fases y patrones, encontrar un nuevo monstruo contra el que medirnos es un cóctel de frustración y satisfacción tan bien logrado, que siempre nos deja pidiendo por más. Y mientras que es verdad que por momentos parecen repetirse, el juego tiene muy medido cuando volver a presentar un monstruo que sea lo suficientemente novedoso, como para demostrarnos que no nadie se estaba durmiendo en los laureles.
Menos entretenidos son tal vez los enfrentamientos en habitaciones que se sellan hasta que derrotemos a todos los adversarios o el hecho de que la tasa de resucitación de los enemigos tiene un cooldown casi inexistente, por lo que a veces somos presa de una muerte injusta a manos de un enemigo que derrotamos apenas hace un segundo, por tan solo volver a pasar por la puerta. Sin embargo, eso siempre logra que nos mantengamos alerta y listos para ser rápidos con los controles, gamificando una debilidad al disfrazarla de nivel de desafío.
Finalmente y sin querer entrar en detalles ya que vale la pena descubrirla personalmente, su historia es cautivadora y llena de plot twists al nivel de Game of Thrones – sin gore ni desnudos -, llevando a nuestro guerrero a través de un viaje épico, lleno de intriga, acertijos y peligros. Los personajes secundarios están muy bien escritos y no se sienten meros NPCs, sumado a que al contar con actuación de voz, cuentan con toda otra dimensión a la hora de forjar sus personalidades.
The Lost Crown es una experiencia audiovisual impresionante, con una fuerte esencia de serie animada, gracias a sus gráficos coloridos y detallados que evidencian una dirección artística excepcional, que hasta toma detalles de películas como Into the Spider-Verse, para volver a dar vida al universo de la saga. La banda sonora, por su parte, crea la atmósfera perfecta para la acción, con composiciones que acentúan lo que está sucediendo y nos dejan con ganas de escucharla en el gimnasio para seguir motivados..
Prince of Persia: The Lost Crown es uno de esos juegos que pensé que ya no se hacían. Una experiencia que marida los mejores elementos clásicos y modernos del género y provocan las ganas de volver a ver más títulos similares. Su extensión puede ser un tanto exagerada y los menús y mapas podrían ser un tanto más prolijos, pero nada evitó que piense que esta aventura no es ya uno de los mejores juegos del 2024. Siempre le pedimos a Ubisoft que se ponga las pilas y esta vez cumplió. Ahora crucemos los dedos para que no sea solo un hecho aislado.

Prince of Persia: The Lost Crown
Desarrolla:
Ubisoft Montpellier
Distribuye:
Ubisoft
Fecha de lanzamiento:
18 de enero, 2024
Disponible en:
PlayStation4, PlayStation 5, Nintendo Switch, Xbox One, Xbox Series, PC
Versión analizada:
PlayStation 5
«Prince of Persia: The Lost Crown es uno de esos juegos que pensé que ya no se hacían.»