Skip to main content

Hay muchas fantasías que uno siempre quiso cumplir en el universo Star Wars: ser un jedi, pilotar un x wing, enfrentarse a Darth Vader, quizás pasarse al lado oscuro, armar nuestro propio sable láser, ir a Tatooine o hasta tener nuestro propio droide. Muchas de esas las hemos cumplido en varios juegos: en Knights Of The Old Republic, Jedi Academy, Star Wars Galaxies, Jedi Fallen Order, Battlefront, entre muchos otros. Incluso las podemos cumplir yendo a parques de diversiones o en convenciones como Star Wars Celebration (dos eventos a los que obviamente no son fáciles de acceder por obvias cuestiones económicas).

En lo personal y luego de varios juegos usando la fuerza o en batallas a gran escala, creo que estaba buscando uno que me cumpla la fantasía de no necesariamente ser el salvador de la galaxia o ser una pieza fundamental en el engranaje de una mitología con casi 50 años de vida. Ni siquiera uno que reviva hechos de las películas. Más bien estaba con ganas de simplemente ir de planeta en planeta, viajando por la galaxia, entrando a cantinas con personajes de dudosa procedencia, tratando de ganarme la vida haciendo trabajos de todo tipo y quizás involucrándome en el mundo criminal de Star Wars. Básicamente relacionarme con un universo que amo tanto como este creado por George Lucas pero desde un cierto punto de vista que no sea el de la familia Skywalker ni nada relacionado a ella.

La respuesta a toda esa inquietud y curiosidad era Star Wars Outlaws, un juego que es exactamente lo que venía buscando. Un título que ejecuta de manera muy sólida la fórmula Ubisoft de mundo abierto y que hace un uso más que inteligente de una franquicia como esta para elevar a un experiencia que, de otra manera, sería una más de tantas buenas del género incluso cuando ofrece alguna que otra mecánica medianamente fresca.

Primero que todo es conveniente aclarar que este análisis fue realizado jugando la versión de Xbox Series X provista para review y que en total jugué unas 40 horas pero sin haber terminado la historia principal. Aclaro esto porque más allá de ser lo más transparente posible en cuanto a cómo fue el proceso de review, hay una razón detrás de no haber “terminado” el juego (más allá del factor de haber tenido menos de una semana para completar al 100% un juego que dura decenas y decenas de horas con muchísimo contenido).

La realidad es que hacer una review de un juego de mundo abierto nunca es sencillo. ¿Cómo replicás la experiencia que van a tener la mayoría de los usuarios? ¿Cómo hace uno para transmitir de forma medianamente auténtica lo que el jugador promedio va a experimentar cuando desde el lado de reviewer la forma de interactuar con el juego es completamente distinta? Si hubiera apurado la campaña sólo para terminarla porque en los manuales no escritos de cómo hacer reviews eso es lo que se supone que tengo que hacer, ¿eso sería fiel a lo que ustedes van a sentir con un título con tanto contenido como Star Wars Outlaws? Me atrevo a decir que no y que relacionarse con un juego de esa manera no tiene mucha utilidad para ninguna de las dos partes. 

Por lo tanto preferí enfocarme en disfrutar la experiencia a mi ritmo, en ver la mayor variedad de contenido secundario posible, en absorber las vibras de un juego que transpira Star Wars por donde lo mires. Que te invita a ir caminando por cada ciudad, que tiene una atención al detalle excelente en cada cantina que visitamos y que además tiene tanto contenido que tranquilamente podría ser el único juego que te compres en el año y así todo nunca poder completar todo lo que tiene para ofrecer. Si ustedes probablemente vayan a perder un montón de horas jugando Sabacc, andando en el speeder y completando pedidos para mercaderes ¿por qué no podría darme ese mismo lujo?

Por supuesto que esto tiene sus consecuencias negativas. Sí, no puedo decirles cuán satisfactoria es la conclusión de la historia o si la última misión está a la altura de otras del juego, por ejemplo. Pero eso no significa que no pueda darles una opinión que les sea útil o entretenga luego de 40 horas de aventura.

Terminado todo este preámbulo empecemos a analizar a fondo Star Wars Outlaws, la nueva obra de Massive Entertainment publicada por Ubisoft. Un juego de mundo abierto en tercera persona que transcurre entre los episodios 5 y 6 de Star Wars y que tacha todos los casilleros de una fórmula que este publicador viene exprimiendo y perfeccionando hace ya 17 años. En ese sentido estamos ante un juego que va muy en la línea de lo hecho en los últimos Assassins Creed y sobre todo la saga Watch Dogs. Pero si nos alejamos de aquellos juegos de Ubisoft también se siente en sintonía con títulos como la saga Horizon o The Witcher. En pocas palabras, es un open world de manual al que no le falta nada. Si bien eso muchas veces deriva en experiencias por demás trilladas, genéricas y poco originales, la clave en Outlaws es lo bien que aprovecha pertenecer al universo Star Wars.

Ya vimos el año pasado el poder que tiene hacer un buen uso de una licencia como ocurrió con Hogwarts Legacy; un juego simplemente correcto pero que por pertenecer al mundo de Harry Potter no sólo se convirtió en lo más vendido de 2023 sino que también dejó muy satisfechos a millones de jugadores. Finalmente esas personas estaban cumpliendo su fantasía Potterhead en formato videojuego. Con Outlaws pasa algo similar; la aventura protagonizada por Kay Vess nos hace cumplir el sueño de ser un buscavidas de la galaxia mientras vamos cumpliendo varios trabajos a bordo de nuestra nave y acompañados de nuestra mascota Nix y nuestro droide guardaespaldas ND-5. Básicamente estamos viviendo el juego de Han Solo que nunca tuvimos pero con otro personaje.

Si bien Kay no pretende tener el mismo nivel de aura ni ser tan chanta como Han, hay mucho que los une y que tiene que ver con cómo fueron criados, cómo tuvieron que ganarse la vida y cómo se vieron involucrados con las distintas organizaciones criminales de la galaxia. En ese sentido este juego cumple con aquello que la película “Solo (A Star Wars Story)” no puedo plasmar del todo bien o que The Book Of Boba Fett falló estrepitosamente en contar. La clave de Outlaws y aquello que lo hace una gran experiencia en esta galaxia muy muy lejana es cómo representa lo que es el mundo más subterráneo y delictivo de esta franquicia y cómo se diferencia de la eterna lucha entre, por ejemplo, Jedis y Siths.

Lo hecho por Massive brilla cuando nos centramos en historias mínimas, en pequeños personajes distribuidos por los distintos planetas que vamos a recorrer. Sí, hay una trama principal bastante rica y que va a hacer que Kay se vea envuelta en todo tipo de enredos, pero lo mejor está en aceptar un trabajo medio dudoso de un miembro de Crimson Dawn, en conocer la historia de una vieja pistolera en Tatooine, en atrapar a un tramposo jugando Sabacc o en seguir el olfato de Nix para encontrar un tesoro. En ese aspecto es inevitable pensar en una experiencia como The Witcher 3 donde Geralt va cumpliendo trabajos por ahí porque eso es lo que se supone que hace en su día a día; de esa misma manera, Kay va juntando créditos para sobrevivir haciendo aquello que haría incluso si nosotros no la estuviéramos controlando.

La historia principal, muy adecuada al tono criminal del juego, nos va a poner principalmente a planear un gran atraco a uno de los principales líderes criminales de la galaxia. Casi como si se tratara de un Ocean’s Eleven del espacio, vamos a ir juntando a nuestro equipo con distintos especialistas para poder robar una bóveda y así asegurarnos finalmente poder salir de este mundo criminal y retirarnos a disfrutar de nuestra vida. Para cumplir con ese objetivo vamos a tener que ir construyendo una cierta reputación con los distintos sindicatos criminales, cada uno con sus filosofías, con sus defectos y virtudes; vamos a ir forjando relaciones que tanto a nivel temático como a nivel jugabilidad se convierten en un aspecto fundamental de la experiencia Outlaws.

Definitivamente el sistema de reputación es lo mejor que el juego tiene para ofrecer y una de las mecánicas más originales que le ofrece al género. De acuerdo a qué decisiones tomemos y qué misiones vayamos cumpliendo, Kay va a ir cambiando constantemente su relación con los Hutts, con los Pykes, con Crimson Dawn y con los Ashiga. Cada grupo va a tener a sus propios líderes, sus propios intereses y ninguno es explícitamente bueno o malo. Algo que Outlaws logra muy bien es poder balancearse en una zona de grises; no parece interesarle meterse de lleno en una aventura binaria entre el bien y el mal. Nuestra protagonista también juega en esa zona: no es una heroína de manual, no todo lo que hace está bien y es una gran manera de ver el conflicto entre el Imperio y la Alianza Rebelde desde otro punto de vista.

Incluso aunque no necesariamente coincida con su mirada, sí me resulta atractivo controlar un personaje que cuestiona el accionar de cada una de las partes de este conflicto galáctico. Por resentimiento o por una visión un poco nihilista, ella no está 100% de acuerdo con cómo se manejan los Rebeldes y no le tiembla el pulso a la hora de caer en la ilegalidad y trabajar para ciertas organizaciones con tal de ganarse el pan o de cumplir su objetivo. Si bien en ningún momento empatiza con el Imperio (el juego se pone muy firme en mostrarlos como una figura diabólica y antagonista) tampoco se enlista automáticamente en la Alianza Rebelde. Incluso cuando hay un dejo de “yo igual al otro día tengo que salir a laburar gobierne quien gobierne” en la mentalidad de Kay, resulta atractivo a nivel narrativo tener una visión como esa y explorar cómo va cambiando o no esa forma de ver el mundo.

A nivel jugable los vaivenes de reputación con los distintos sindicatos se representan en cómo estas facciones van reaccionando a nuestra presencia. Cada organización tiene una barra que va creciendo o bajando de acuerdo a lo que hagamos. Si, por ejemplo, estamos en buenos términos con los Pykes, nos van a dejar entrar a sus asentamientos sin dispararnos. Si, por el contrario, está todo mal con Crimson Dawn, no nos van a dejar entrar; incluso se puede llegar al punto de haberla podrido por completo y que cada facción lance una búsqueda activa tanto en tierra como en espacio para eliminarnos. Este medidor de relaciones va a influir en cómo nosotros completamos ciertos objetivos. Quizás la misión requiere obtener una pieza de equipamiento que está en la base de un grupo con el que nos llevamos bien y en ese caso va a ser un poco más sencillo; o todo lo contrario.

Pero lo que resulta más interesante de este sistema es cómo el juego mismo nos va empujando a cambiar de relaciones en todo momento; difícilmente mantengamos el mismo status con tal o cual sindicato durante toda la partida. Al no haber decisiones del todo “heroicas” o “malvadas” seguramente terminemos traicionando a aquellos que hasta hace poco eran grandes amigos nuestros. Quizás cuando lo digo suena más siniestro de lo que parece, pero Outlaws hace un buen trabajo en presentarte un mundo donde ese tipo de jugadas son moneda corriente y hasta se supone que es lo que corresponde hacer. De lo contrario estaríamos siendo muy inocentes y probablemente fallando como buscavidas. Al mismo tiempo uno puede tomar una decisión activa a modo más “rolero” de, por ejemplo, no transar mucho con los Hutts. Pero eso va a estar en cada jugador y difícilmente dos personas tengan la misma experiencia.

El sistema de reputación puede llegar a influir también en cómo encaremos cada misión en términos de jugabilidad. Si ya estamos peleados con, por ejemplo, los Hutts no vamos a dudar mucho en entrar a los tiros al palacio de Jabba. En cambio si queremos cuidar nuestro estatus con el Clan Ashiga, quizás vamos a ser lo más sigilosos posibles: bajar enemigos de una manera silenciosa no nos afecta, enfrentarnos directamente sí baja la relación. Esto también cumple un rol en el mundo abierto de cada planeta: hay sectores dominados por tal o cual facción y si estamos en buenos términos nadie nos va a perseguir; si la relación no es buena vamos a ser molestados ni bien hagamos contacto visual. Es una forma muy inteligente de hacer que la experiencia se sienta bastante fresca incluso cuando revisitamos ciertas zonas.

Otro aspecto con el que Outlaws se pone bastante creativo es en cómo vamos destrabando nuevas habilidades. Tanto a través de misiones de la historia principal como con objetivos secundarios, vamos a ir conociendo “especialistas” que nos permiten tener nuevo equipamiento, movimientos y opciones para hacer del combate y del sigilo algo un poco más atractivo y variado. Una vez que conocemos a ese especialista se nos habilita una lista de acciones a completar y así destrabar una nueva habilidad. Por ejemplo, tal especialista nos va a pedir que hackeemos tres estaciones diferentes y que usemos a Nix para distraer a 4 guardias imperiales distintos; una vez realizado eso vamos a haber destrabado una nueva habilidad o un nuevo tipo de equipamiento.

De esta manera el juego nos empuja a realizar acciones diferentes todo el tiempo si queremos que nuestro personaje sea un poco más capaz. Incluso nos puede terminar empujando a jugar de formas que no veníamos haciendo. Como consejo, no duden en ir a buscar activamente a estos especialistas porque de lo contrario la jugabilidad se puede sentir bastante insulsa; es el riesgo de tener un sistema de progresión no lineal como este. En los papeles está genial tener que ir a la cantina de, por ejemplo, Moss Eisley para preguntarle al barman si conoce a una pistolera legendaria y que eso derive en una quest bastante compleja para desbloquear un nuevo árbol de habilidades. Pero en la práctica puede que muchos jugadores desestimen ese contenido y se queden con una experiencia subpar.

Sobre todo esto es fundamental si queremos que el sigilo no se sienta directamente aburrido. Así como ha pasado con otros juegos de mundo abierto, Outlaws no logra descifrar del todo bien cómo hacer secciones stealth satisfactorias. La realidad es que termina siendo todo bastante formulaico y poco orgánico. Los enemigos cumplen patrones de caminatas muy cuadrados y sobre rieles; se quedan mirando a la nada rompiendo un poco la inmersión, no se avivan que acaban de moler a golpes a un compañero suyo a dos metros o por el contrario te pueden ver a distancias enormes sin mucha consistencia. En pocas palabras, la inteligencia artificial está por debajo de las expectativas.

Esto es una lástima porque la mayoría de las misiones principales requieren algún tipo de secuencia de sigilo, sobre todo en bases imperiales donde si somos descubiertos puede que sea difícil sobrevivir a un tiroteo cuando empiece a sonar la alarma. Se puede volver bastante monótono ir bajando enemigos uno por uno desde atrás y no se pone del todo entretenida esta parte del juego a menos que le demos a nuestro personaje un abanico más grande de posibilidades. Una vez que ampliamos el árbol de habilidades todo empieza a cobrar un poco más de color: bombas de humo, formas de alterar el comportamiento de droides, usar a Nix para que sabotee alarmas o genere caos de distintas maneras , más opciones de hackeo, entre otras cosas. Sin embargo no creo que alcance para compensar los errores de base que tiene una de las porciones más importantes del juego.

De la otra vereda y de forma bastante inesperada, todo lo que tiene que ver con combate con armas y atacar activamente a los enemigos, me resultó bastante entretenido y variado. Por empezar hay un muy buen efecto logrado en el hecho de que Kay no es la mejor pistolera de la galaxia. Apuntar se siente deliberadamente difícil y nuestro blaster no es un arma de destrucción masiva. En ese sentido se siente mucha la diferencia cuando agarramos algún arma enemiga desparramada por el piso y que sólo podemos usar hasta que se le agoten las cargas. Eso sumado a distintos tipos de disparo de nuestra pistola, granadas, al hecho de usar a Nix para que moleste a enemigos y poder rematarlos a las piñas y a nuestra habilidad de adrenalina donde podemos bajar a varios enemigos a la vez, terminan creando una experiencia de combate bastante cinemática, caótica y divertida. Son tiroteos 100% Star Wars y cuando las misiones terminan de esa manera el juego nos va a hacer sentir como en un típico capítulo de la serie Rebels donde primero se intentó ir con sigilo pero por tal o cual motivo la alarma saltó y ahora tenemos que escaparnos como podemos.

Todas estas misiones las vamos a ir cumpliendo principalmente en 5 planetas diferentes. La acción arranca en Cantónica (lugar que conocimos por Canto Bight en The Last Jedi), luego vamos a visitar Toshara, Kijimi, Akiva y, como no podía ser de otra manera, Tatooine (aunque al tratar del mundo criminal de Star Wars, podemos decir que este juego tiene mejor excusa que otros productos de la saga para regresar al planeta más icónico de la franquicia). Este es otro aspecto que le juega muy a favor a Outlaws a la hora de crear una experiencia bastante sólida y completa: cada planeta tiene biomas muy distintivos, zonas urbanas super densas, efectos climáticos diferentes y espectacular y cada uno es un pseudo mundo abierto que vamos a ir recorriendo a bordo de nuestro speeder con cientos de quests para completar.

El trabajo artístico para diferenciar a cada uno de estos entornos es súper destacable y disfruté enormemente conocer cada nuevo planeta al que el juego me iba llevando. Toshara, por ejemplo, combina una ciudad medio cyberpunk con asentamientos equivalentes a encontrarse con pueblos en el medio de un viaje por la ruta; pero su mundo abierto es más parecido al de una sabana. Kijimi es algo completamente distinto, con un estilo mucho más oriental y que además está atravesado por una tormenta de nieve constante; Akiva es un planeta más bien de jungla con una humedad que se puede hasta sentir a través de la pantalla y que cuenta con bazares super vivos y repletos de detalle. Y Tatooine es Tatooine. Por más cansados que estemos de visitar el planeta que vio crecer a Luke Skywalker y que terminó alojando a Obi-Wan en sus últimos años, recorrer esta recreación de Moss Eisley es un placer absoluto y un sueño cumplido. Entrar en esa mítica cantina que el mundo vio por primera vez hace 47 años es un momento muy especial. Jawas comerciando chatarra por todos lados, gente queriéndose pelear en cada rincón, stormtroopers patrullando arriba de Dewbacks como lo vimos en las películas y miles de detalles más son un recurso fácil para hacernos emocionar pero no por eso menos efectivo.

Ojo, el equipo de desarrollo fue bastante mesurado a la hora de usar este tipo de referencias. Si bien nos vamos a cruzar con alguna que otra cosa o personaje que ya hayamos visto en el universo Star Wars (no se preocupen, no voy a spoilear), la enorme mayoría de NPCs son nuevos y específicos para esta aventura, a excepción de Jabba The Hutt o Bib Fortuna, los cuales tienen su presencia más que justificada. En ese sentido y por más que transcurra entre el Imperio Contraataca y el Regreso del Jedi, Outlaws logra hacerse su propio lugar en esta mitología pero a la vez se mantiene en un plano visual y artístico que le puede resultar muy familiar a cualquier jugador.

Con respecto a todo el apartado audiovisual no se dejen llevar por algunos videos que se pudieron ver en la previa del lanzamiento de este juego. Porque por más que incluso en la versión que jugué alguna que otra explosión o reflejo en el agua no fueran tope de gama, la onda y la vibra general del juego me enamoró completo y me deslumbró. En ese sentido estamos ante un juego bellísimo con muy buenos efectos de iluminación, tremendos efectos climáticos y que sabe poblar con mucha densidad de personajes y elementos cada escenario en el que nos toca estar. Hasta el mundo abierto termina siendo muy atractivo por más que estemos yendo a gran velocidad. Las bases imperiales no son las más variadas lamentablemente pero son completamente auténticas a lo que hemos visto en películas o series.

En Xbox Series X jugándolo en el modo calidad vamos a estar limitados a 30 fps pero si lo van a jugar en una TV 4k es aquello que recomiendo que hagan para no perderse todo el detalle que el juego ofrece. Si no lo van a jugar en esa resolución, Outlaws también tiene en consolas un modo rendimiento que funciona a la perfección y que seguramente es el que la mayoría decida utilizar. A la hora de saltar al hiperespacio y viajar a la velocidad de la luz, vamos a tener el típico efecto que vimos en interminables ocasiones y lo vamos a hacer a bordo de una nave que, si bien no se siente como nuestro segundo hogar de la manera que sucede con la Normandy en Mass Effect, sí es un gran diseño y cumple un rol similar al de la Mantis en Jedi Fallen Order y Survivor.

El combate y la exploración espaciales combinan buenas con malas para serles sinceros. Visualmente y en cuanto al manejo de la nave todo es sumamente correcto y hasta visualmente copado. Si bien no vamos a estar pilotando activamente la nave cuando salgamos o entremos a la atmósfera de los distintos planetas, por lo menos siempre vamos a tener una animación con una música ridículamente épica que nos hace disfrutar mucho más de un momento totalmente guiado y en el cual no tenemos el control. Cuando estamos en órbita el combate con otras naves es bastante decente y la movilidad de la nave es muy buena pero todo este aspecto del juego no parece haber tenido tanta profundidad como el resto de la experiencia. Pocas misiones involucran exploración o combate espacial y todo termina siendo muy secundario y genérico. Combatir con algunos piratas o con Tie Fighters, recuperar materiales de un cargamento y alguna que otra actividad más que se va repitiendo en cada órbita, son acciones que no se sienten tan satisfactorias como deberían, incluso cuando los sistemas y las mecánicas están bien logrados.

Por último quiero dedicarle un párrafo aparte a Nix, la mascota de Kay y el alma de Star Wars Outlaws. Si bien todo el elenco es bastante carismático y entrañable, esta criaturita se va a robar el corazón de millones de jugadores alrededor del mundo. Quizás es porque tengo 4 gatas y veo a cada una de ellas en Nix pero honestamente creé una conexión afectiva con este bichito virtual como pocas veces me sucedió. BD1 en Jedi Fallen Order es una comparación bastante obvia y apropiada pero Nix va un paso más allá. No sólo es la mejor herramienta que tenemos para el sigilo, para el combate y para resolver puzzles, sino que es una compañía constante para nosotros como jugadores y para Kay como personaje.

Varios de los mejores momentos y misiones tienen que ver con Nix y con su relación con Kay. Algunas de las secuencias que más disfruté en el juego involucran compartir una comida con nuestra mascota. Estas no son más que simples minijuegos pero están muy bien logradas y ayudan a afianzar el vínculo que tenemos con Nix. Son momentos tiernos y cómicos y que además nos regalan una buena mejora a nivel jugabilidad. Doy la vida por Nix y hay que protegerlo a toda costa… aunque para ser sincero lo expuse bastante usándolo en combate para atacar a cientos de stormtroopers.

En conclusión Star Wars Outlaws se siente como uno de esos juegos muy fáciles de recomendar a cualquier tipo de jugador a pesar de no tener muchos aspectos decididamente excelentes. Es un título sumamente efectivo y que ofrece aquello en lo que Ubisoft no suele fallar. Así todo tiene encanto, tiene un nosequé, un factor X que en lo personal me enamoró; lo siento como un juego de 8 puntos que disfruté como un 9. Probablemente sea porque amo Star Wars y porque vengo consumiendo esta saga desde muy chico, pero si dijera que vale la pena sólo por estar basado en una franquicia tan querida estaría siendo bastante injusto. Sin ser la octava maravilla, Outlaws ofrece la suficiente frescura en cuanto a lo que son sus sistemas de reputación y de mejora de habilidades como para diferenciarse en el género. Además tiene en Kay a una muy buena protagonista y a un cast de personajes que acompañan de manera más que apropiada. Sí, vamos a estar en mundos abiertos repletos de íconos y de misiones para completar pero cómo se nos va llevando a ellas es bastante inteligente y con la suficiente variedad como para nunca aburrirnos.

Star Wars Outlaws

Desarrolla:
Massive Entertainment
Distribuye:
Ubisoft
Fecha de lanzamiento:
30 de agosto, 2024
Disponible en:
Xbox Series X, PlayStation 5, PC
Versión analizada:
Xbox Series X

«Sin ser la octava maravilla, Outlaws ofrece la suficiente frescura en cuanto a lo que son sus sistemas de reputación y de mejora de habilidades como para diferenciarse en el género.»



Leave a Reply